miércoles, 21 de octubre de 2009

Comenzar con la acción

Una vez que hemos estudiado y evaluado los distintos puntos señalados anteriormente, podemos recurrir a una frase habitual en el marketing: "Se acabó el tiempo de la visión y comenzó el de la operación". A partir de aquí será importante que, como pequeños o medianos emprendedores, estemos completamente se­guros de que el emprendimiento al que vamos a dedicarnos, no solamente tiene perspecti/as de negocio, sino que también nos gusta y nos entusiasma.
Por ejemplo, si decidimos poner un negocio de venta al público de nuestras producciones de pintura decorativa, por pequeño que sea el emprendimiento, debemos tener en daro que lo hacemos porque nos gusta trabajar los co­lores y las formas.
Esto es así porque no solamente tendremos entre manos una tarea que nos gusta y está ligada a lo artístico. Tam­bién tendremos que:
• Lidiar con empleados y listas de compras.
• Verificar aspectos de higiene, producción y cumplimien­to de pedidos.
• Escuchar y atender a los clientes difíciles (y acá se com­plica un poquito, porque sentiremos que están juzgan­do nuestra capacidad artística, nuestro propio ego al cri­ticarnos). Debemos ser capaces de soportar ésto.
• Hacer frente a imprevistas actividades y problemas, que nunca dejarán de aparecer y nunca serán iguales entre sí.
• Enfrentar distintos desafíos referidos a la consecución de materiales y nuevos diseños.
El desarrollo empresarial será el que rija las actividades del emprendedor durante muchos años; comprender esto es necesario, así no habrá desvío de tiempo ni de metas, hacia el objetivo al que se pretende llegar. Hay que tener, como en muchos órdenes de la vida, un poco de paciencia y bastante tolerancia.

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